TIJUANA.- Recientemente el San Diego Zoo Safari Park dio la bienvenida a una cría de okapi macho (oh-KAHP-ee), nacida de los padres primerizos Mahameli (“Meli”, madre) y Mpangi (Mm-pong-ee, padre).
Meli y su cría, que aún no tiene nombre, pasan los días tomando el sol y correteando por la hierba. Meli es una madre muy atenta, se asegura de que su cría descanse, lo arropa cuando es necesario, lo llama cuando quiere que venga con ella, lo amamanta varias veces al día y lo acurruca por las noches, y por lo general duerme en el mismo hábitat.
A Meli le encanta frotarse y esconderse en las ramas de los árboles que cuelgan. Sus pequeños hocicones en la parte superior de su cabeza ofrecen una característica única que no suele encontrarse con frecuencia en las hembras. A ella le encanta observar pájaros y le gusta pasar el tiempo con otros okapis. Al pequeño okapi le gusta correr en círculos alrededor de su madre e incluso patearla juguetonamente de vez en cuando. Y también comenzó a probar las ramas, siguiendo el ejemplo de Meli.
El okapi tiene unos impresionantes cuartos traseros y patas delanteras con rayas blancas y negras, como una cebra, pero en realidad están relacionados con la jirafa. Al igual que una jirafa, un okapi tiene orejas muy grandes y erguidas que pueden captar incluso sonidos leves, lo que les permite permanecer en alerta ante posibles depredadores. Un okapi también tiene una lengua larga, oscura y prensil, también como la de una jirafa, que le ayuda a arrancar los brotes y las hojas tiernas del sotobosque de su hogar en la selva tropical.
Se podrá ver al joven okapi a partir a mediados de abril en el hábitat del okapi en la sección African Woods del Safari Park de la ciudad de Escondido.
El cambiante panorama político en África Central, junto con cuestiones como la caza y la continua destrucción del hábitat, plantean importantes amenazas para el majestuoso okapi. Afortunadamente, en 1992 se produjo un avance positivo, cuando una porción equivalente a una quinta parte del hábitat del okapi dentro del bosque africano de Ituri fue designada reserva de vida silvestre. Y dado que los okapis son una “especie paraguas”, al ayudar en su conservación, también contribuimos a la protección de otros animales salvajes que coexisten en su hábitat africano.